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7 de noviembre de 2010

Ramsés el Grande, el faraón que vivió como un dios (1ª parte)

Ramsés II
Ramsés II comenzó su reinado en el año 1290 a.C. Este periodo de la historia egipcia se conoce con el nombre de Imperio Nuevo, y para entonces el país ya estaba sólidamente estructurado. Hacía tiempo que se usaba la escritura jeroglífica, las pirámides de Giza tenían 1.000 años, y un sistema religioso que incluía numerosos dioses de diversas apariencias se había convertido en el centro de atención de un pueblo que creía firmemente en la vida después de la muerte. Durante 67 años, la presencia de Ramsés fue determinante para esta civilización.

A diferencia de muchos de sus predecesores, Ramsés II no era de origen real. Su familia pertenecía a la casta militar. Sin embargo, cuando nombraron visir del faraón Horenheb, que no tenía descendencia, a su abuelo Ramsés I, el joven Ramsés II entró en la línea de sucesión al trono. En el año 1306 a.C., Horenheb murió dejando el reino a Ramsés I; se iniciaba de esta manera la XIX Dinastía. Fue una época próspera en la historia de Egipto, y durante este periodo los gobernantes intentaron asegurarse una posición firme manteniendo la estabilidad de Egipto dentro y fuera de sus fronteras.

Egipto había sufrido varias agitaciones importantes a lo largo de los años, y una de las más devastadoras había sucedido durante la XVIII Dinastía; fue entonces cuando el aglutinador más poderoso de Egipto, la religión, experimentó un profundo cambio. El faraón conocido como Akhenatón había rechazado el culto a los antiguos dioses egipcios para adorar a un único dios: Atón. Los faraones que sucedieron a Akhenatón, incluido el ahora famoso Tutankhamón, intentaron reparar los daños causados por el faraón hereje. Volvieron al antiguo sistema de creencias restaurando el culto a todos los dioses que anteriormente habían regido la vida en el país. En 1306 a.C., Ramsés I, al igual que los faraones que le precedieron, empezó su reinado afianzando las antiguas creencias para ganarse la lealtad de sus súbditos. Mientras, su hijo Seti se entrenaba militarmente para ayudar a recuperar la posición que el país había perdido por culpa de actitudes negligentes.

Akhenatón
El Imperio egipcio se estaba reconstruyendo, y tanto Ramsés II como su padre, Seti I, demostrarían que eran los impulsores de su poderoso resurgimiento. En 1305 a.C., tras la muerte de su padre, Seti I ocupó el puesto de faraón. En esa época Ramsés II tendría unos 9 años, pero como posible heredero ya se le estaba entrenando para su futuro cargo. Fue instruido en lectura, en escritura, en religión y en las técnicas militares necesarias para su futuro cargo, como el manejo del carro y el tiro al arco. A la edad de 10 años su padre le nombró comandante en jefe del ejército egipcio, un título que no dejaba de ser honorífico. Para un niño que acabaría convirtiéndose en rey, su seguridad era de gran importancia, y cualquier cosa que pudiera hacer peligrar su bienestar, como una campaña militar, era impensable.
Hacia el séptimo año del reinado de Seti, éste decidió otorgarle a Ramsés un nuevo título: a la edad aproximada de 14 años fue nombrado príncipe regente, uno de los cargos más importantes en el antiguo Egipto, solo inferior al de corregente. Seti se había propuesto afianzar la autoridad de su hijo ante el pueblo egipcio. A partir de entonces no hubo dudas sobre quién sucedería a Seti, y Ramsés viviría la vida de un rey entre cuyas prerrogativas se contaba la de disponer de su propio harén real.

Seti I
Ramsés necesitaba muchas esposas para garantizar el futuro de la XIX Dinastía. Era una de sus obligaciones como heredero tener muchos hijos, y parece que se tomaba este deber muy en serio. A lo largo de su vida, Ramsés llegaría a tener por lo menos seis esposas principales y muchas más secundarias, además de varias concubinas.
Durante los 10 años del reinado de su padre, Ramsés ya había engendrado unos diez hijos y muchas hijas. Además de ser un padre joven, en ese periodo Ramsés tenía otras responsabilidades; se le inició en muchos de los asuntos del país. A la edad de 15 años acompañó a su padre a una campaña militar en Libia, y un año después libró una batalla en la frontera con Siria. A los 22 años Ramsés ya luchaba sin el apoyo de su padre. Las campañas solo duraban dos o tres meses al año. Durante los meses restantes Ramsés dedicaba parte de su tiempo a supervisar la extracción del material necesario para la construcción de algunos de los numerosos monumentos que han pasado a la historia como símbolo de la antigua civilización egipcia.

El interés de Ramsés II en la construcción tal vez naciera durante los años que pasó en Asuán. La construcción, la estrategia militar y la descendencia eran parte de los deberes de un faraón, y Ramsés parecía sobresalir en cada uno de ellos. Estaba más que preparado para asumir el poder cuando su padre murió en 1290 a.C. A partir de aquel momento, Egipto ya nunca sería igual.

Continuará...

1 comentario:

  1. Groucho Marx, viendo la afición que el joven Faraón tenía por amontonar posibles herederos, le habría hecho sin duda la siguiente pregunta: ¿Qué otros hobbies tiene usted?
    Un saludo y feliz domingo.

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