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5 de febrero de 2011

El mapa de España en la historia

Las primeras descripciones y representaciones de la Península Ibérica deben relacionarse con las concepciones del Universo procedentes del mundo antiguo, donde aparecen las primeras aproximaciones a lo que actualmente denominamos cartografía ligadas al desarrollo de la geografía y las matemáticas.

Egipcios y babilonios transmiten su sabiduría a los griegos, que fueron quienes proporcionaron las primeras bases científicas a la cartografía.

Los griegos establecen una imagen medianamente aceptable del mundo mediterráneo basándose en las informaciones suministradas por viajeros y comerciantes. Poseían itinerarios escritos y mapas de las principales vías comerciales del Mediterráneo oriental.

Las primeras noticias que nos hablan de la Península Ibérica proceden de descripciones geográficas realizadas por griegos y romanos con un interés mercantil, aunque se puede asegurar que sus antecesores, los cartagineses, debían contar con alguna literatura comercial, similar a la de los griegos, destinada a facilitar la tarea mercantil en las tierras por ellos recorridas en su actividad económica.

La fuente escrita más antigua que ha llegado a nosotros es la obra Ora Maritima de Rufo Festo Avieno, poeta latino del siglo IV a.C., donde se describen las costas mediterráneas de Europa. De este estudio geográfico sólo se ha conservado la parte referente a la Península Ibérica. Su descripción está basada en un “periplo” escrito en el siglo VI a.C., en el que se designa a España con los nombres de “Ostrimnida” y de “Ofiusa”.

Mapamundi de Tolomeo

Estrabón, geógrafo griego del siglo I a.C., escribe un tratado geográfico en 17 libros. En esta obra el libro III está dedicado exclusivamente a España. Según Estrabón, el vértice noroeste se encuentra achatado y España termina en una punta en el cabo San Vicente.

Pomponius Mela, español de nacimiento del siglo I, describe el mundo conocido en su obra geográfica. En el estudio de España, Mela aumenta la anchura de la Península, los Pirineos resultan con una orientación N-S y define tres ángulos en los que encuadra el territorio, por lo que España recobra la forma cuadrada que había perdido desde tiempos de Polibio. La descripción de las costas es más detallada en Mela que en sus contemporáneos y se advierte un gran conocimiento de la hidrografía.

Es Tolomeo, en el siglo II, el que recoge los conocimientos de todos sus predecesores y los aplica a la representación gráfica de la Tierra, suministrando una información topográfica que influiría poderosamente siglos después, durante el Renacimiento. En cuanto a la forma que da a la Península Ibérica se aprecia un progreso considerable en cuanto a su descripción y representación. La parte NO y SO aparecen descritas con exactitud. La costa oriental y la occidental aparecen bien dibujadas, produciéndose a partir del cabo de San Vicente una desviación hacia el Este que supone un estrechamiento de la Península.

Durante muchos siglos la representación tolemaica de la Península es la más perfecta, publicándose ediciones de su obra hasta el siglo XVII.


Fuente:
Atlas Nacional de España

1 comentario:

  1. Interesante entrada sobre la cartografía relacionada con la península ibérica.
    Buen fin de semana!

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