Mala prensa tenían entre los botánicos del siglo XVI las solanáceas, que abarcan una amplísima variedad de vegetales que van desde un tubérculo como la patata hasta una fruta como el tomate.
La llegada desde América de tales parientes lejanos de la belladona, que puede ser letal, inclinó a los europeos a rechazarlos.
En el caso de la patata se sumó la apariencia poco agradable de ese tubérculo que crecía bajo tierra.
A la condición demoníaca que se atribuyó a la patata se sumó la patraña de que eran transmisoras de toda clase de enfermedades. Hacia 1640 las patatas eran consideradas una comida maldita en buena parte de Europa. Los escoceses se negaron a comerlas porque no se las mencionaba en la Biblia.
Sólo en el siglo XVIII la gastronomía europea dio su aprobación a la patata.
En Francia el caso de la patata fue muy especial. Parmentier aprovechó la invitación de visitar Versalles para intentar convencer a Luis XVI de que la hambruna que asolaba al país podía superarse cultivando patatas. Obtuvo un beso de María Antonieta, quien prendió un ramillete de flores de esta planta, que portaba el buen boticario Parmentier, en su real pecho, pero la patata sólo se empezó a cultivar después de la Revolución.
Fuente:
Historias curiosas de la gastronomía - Lilian Goligorsky
Vaya, pues fijese usted cuánto pudo haber solucionado. A los irlandeses les arregló unos cuantos problemas hasta que llegó la hambruna a mediados del XIX, precisamente por la escasez de patatas.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Fue llegar la patata y desaparecer las hambrunas que asolaban Europa. Un gran hallazgo.
ResponderEliminarUn saludo.
Y lo bien que combinan con el huevo. Sino que se lo digan al cocinero del general Zumalacárregui, que inventó la tortilla a la española. Saludos.
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