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18 de diciembre de 2009

El Castillo de Mesen

Cerca del pequeño pueblo de Lede (Bélgica) se encuentra el Castillo de Mesen, abandonado desde hace cuarenta años. Oculto en un enorme parque de siete hectáreas y media, no existen en él grandes muestras de vandalismo pero, con el tiempo, la exuberante naturaleza que lo rodea ha ido invadiéndolo y deteriorándolo. Su exploración no es fácil. El interior es muy peligroso: la madera se ha podrido, muchos techos y tejados se han derrumbado y el hormigón comienza a desmoronarse. Además, para acceder hasta el castillo, al parecer, hay que trepar los altos muros que rodean el parque. Sin embargo, algunos fotógrafos lo han logrado y han captado en impactantes imágenes la majestuosidad y belleza que tuvo en otros tiempos y que aún puede apreciarse. Desde el siglo XVI hasta el XVIII fue el domicilio de una familia belga. A partir de siglo XIX, el edificio se dedicó a fines industriales: fue una destilería de ginebra, una refinería de azúcar y una fábrica de tabaco. De hecho, una gran cantidad de máquinas permanecen todavía en él. En 1897, el castillo fue vendido a las monjas de Kannunikessen de Jupille, que construyeron una impresionante capilla neogótica. Esta capilla, terminada en 1905, está completamente vacía. No hay en ella filas de bancos ni un órgano ni ningún otro adorno. Sin embargo, resulta un lugar sobrecogedor, en el que la luz se filtra a través de unas impresionantes vidrieras, que, asombrosamente, se conservan intactas. Después de la Primera Guerra Mundial, el Instituto Royal de Messines compró el Castillo y lo convirtió en un colegio para jóvenes aristócratas sin recursos y huérfanas de soldados de la guerra. Al parecer, en este colegio existían normas muy estrictas. Las jóvenes tenían que levantarse a las 6 de la mañana y, después de lavarse, acudir a la capilla a oír misa. Más tarde, desayunaban y entraban en las aulas para recibir sus clases. Las alumnas tenían que recibir a sus profesoras con una complicada reverencia y despedirse de ellas igualmente, mientras decían: “Señorita, gracias por la lección que nos ha impartido”. El objetivo esencial de la educación de estas niñas era saber comportarse en sociedad: recibir a invitados importantes, dirigir a los criados y realizar cualquier tarea doméstica. Uno de los lemas del colegio era que para gobernar a los empleados del hogar era absolutamente necesario saber realizar las tareas encomendadas al menos tan bien como se esperaba de ellos. Las 150 chicas que vivían en el castillo sólo recibían una visita al mes de sus familiares y pasaban un mes al año en sus hogares. Para aprender a ser “señoritas” estas chicas estaban en el colegio desde los 5 años hasta los 18. El colegio funcionó desde 1914 hasta 1970, momento en que fue abandonado. Como en tantos otros lugares, la imposibilidad de sufragar los gastos de su restauración dejó a este bello castillo destinado a una probable demolición.
(Fuente consultada: www.ovejaselectricas.es)

2 comentarios:

  1. Wauu me encanta... me encanta la restauración y rehabilitación sobre todo cuando se trata de la arquitectura y el patrimonio histórico...

    Una lastima que este tan abandonado

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  2. Eso iba a comentar, que más que un castillo al estilo tradicional da el aspecto de ser un convento, un colegio o una fábrica con grandes ventanales, con ausencia aparente de torres y almenas...
    No todos los castillos van a ser iguales, al estilo medieval defensivo.
    Un saludo.

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