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11 de agosto de 2009

Recaredo: el hombre nuevo

Pocos personajes históricos han recibido una aprobación más ferviente por parte de sus contemporáneos como Recaredo, el primer rey católico de la España visigoda. De este monarca todos hablan bien, desde los cronistas de su época a los padres del Concilio III de Toledo, e incluso el propio Pontífice romano, que era entonces una figura de la talla y el prestigio universal de Gregorio Magno. "Conquistador de nuevos pueblos para la Iglesia". Esta expresión usada por los padres toledanos parece inspirar las palabras escritas por Gregorio Magno a Recaredo, a propósito del acontecimiento de la conversión de los godos:
"¿Qué voy a poder decir yo en aquel tremendo tribunal, ante el supremo Juez que ha de venir, si me presento con las manos vacías, mientras que tú llevarás en pos de ti a rebaños de fieles, que has atraído a la gracia de la verdadera fe con tu diligente y continua predicación?"
A juicio del más competente historiador de la época, el abad Juan de Bíclaro, Recaredo había renovado la gloria de los mayores príncipes cristianos de todos los tiempos. Este coro unánime de alabanzas levanta en torno a Recaredo una cortina de incienso, que constituye un indudable obstáculo para discernir el mito y la realidad, y averiguar la verdadera identidad del hombre y el monarca. Recaredo fue hijo del primer matrimonio de Leovigildo, que ya había enviudado en el año 569, cuando tras ser elevado al trono contrajo matrimonio con Goswintha, la viuda del difunto monarca Atanagildo. Pese a que ciertas noticias tardías y de dudosa credibilidad afirmen que la primera esposa de Leovigildo había sido una dama católica de estirpe hispano-romana, lo cierto es que no conocemos quién fue la madre de Recaredo y de su hermano mayor, Hermenegildo. En el año 573, -año en que Leovigildo comenzó a gobernar la totalidad del reino, repartido hasta entonces con su hermano Liuva I-, el monarca visigodo asoció al trono como corregentes -consortes regni- a sus dos hijos, Hermenegildo y Recaredo. Cuando seis años más tarde, en el 579, el primero de ellos abrazó el catolicismo y asumió en Sevilla el título de rey, Recaredo permaneció junto a Leovigildo en la guerra civil que éste sostuvo con su hijo mayor.
Leovigildo
Recaredo aparece en su faceta de hombre de armas durante la época de su juventud, cuando luchó en la guerra civil junto a su padre y dirigió incluso una victoriosa campaña contra los francos. Tuvo ésta lugar cuando Goutran de Borgoña lanzó un importante ataque contra la provincia visigoda de la Narbonense. El heredero de la corona toledana demostró ser un excelente caudillo y obtuvo varios éxitos notables. Pero a partir de su ascensión al trono, la imagen de Recaredo que prevalece es la del político y hombre de paz. Hombre pacífico y magnánimo: tal es la imagen de Recaredo según San Isidoro, que se esfuerza en presentarlo en la "Historia de los Godos" como la contrafigura de su padre y el reverso de la medalla de lo que éste fue y representó. Recaredo fue un hombre de paz, y si se exceptúan las acostumbradas escaramuzas fronterizas con bizantinos y vascones, sólo hizo la guerra para rechazar las agresivas incursiones francas a la provincia Narbonense. Pero fue también un verdadero estadista, con una línea política clara y voluntad resuelta de seguirla. La política religiosa fue, sin embargo, la principal preocupación del monarca, y esa política tuvo como supremo objetivo la conversión de los visigodos y la consiguiente unidad religiosa del reino. Recaredo abrazó la fe católica en el décimo mes de su reinado, esto es, en el primer trimestre del 587. Se trató pues, de una conversión que precedió en más de dos años a la recepción oficial del pueblo godo en la Iglesia. La índole "personal" de la conversión parece un aval de su sinceridad y de que se trató de una decisión madurada desde hacía tiempo.
Conversión de Recaredo (Antonio Muñoz Degrain. 1888)
Un aspecto de la personalidad de Recaredo que permanece en la penumbra es el de su vida familiar. Tenemos noticia de dos sucesivos intentos de matrimonio con princesas francas, ninguno de los cuales llegó a buen puerto. ¿Quién fue entonces la esposa de Recaredo? La respuesta es clara; una mujer de la cual conocemos tan sólo el nombre: Baddo. Esta señora aparece en el Concilio III de Toledo en calidad de reina y firma con la fórmula: "Yo Baddo, gloriosa reina". Se sabe que Recaredo tuvo un hijo natural, Liuva II, que nació cuando se estaban llevando a cabo las gestiones para su matrimonio con una de las princesas francas. Una de las hipótesis más aceptadas es que Baddo pudo ser una mujer de condición plebeya a la que Recaredo estaba unido desde tiempo atrás por una relación de concubinato estable. Al fracasar las negociaciones con las princesas francas, el monarca decidiría contraer matrimonio con Baddo, convirtiéndose ésta en reina. Un hombre nuevo para una época nueva: así es como podría definirse la figura de Recaredo. No quiso ser continuador de nadie ni de nada, sino el iniciador de un período histórico original. La época que inauguró fue la de la unidad religiosa de godos y romanos. (Fuente consultada: Semblanzas visigodas - José Orlandis)

8 comentarios:

  1. El libro consultado para este relato es una autentica gozada, madame. Los personajes visigodos desfilan con tanta erudicion como ameneidad por parte de su autor.

    En cuanto a Recaredo... sospechoso, sí, eso de que todo el mundo lo ponga bien. Debia de ser generoso con los monjes cronistas.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  2. Sí, es una gran obra. Tengo que buscar tiempo para leerlo bien a fondo.

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  3. Leovigildo era arriano, es decir seguidor de las doctrinas del obispo Arrio, quien negaba, muy sensatamente a mi parecer, el fenómeno de la transubstanciación de Cristo, según el cual el pan y el vino consagrados en la comunión o eucaristía se convertían "realmente" en el cuerpo y la sangre de Cristo.
    Sus hijos al parecer le salieron "ranas", pues tanto el rebelde Hermenegildo como finalmente Recaredo se convirtieron al catolicismo.
    Saludos.

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  4. La tan denostada lista de los reyes godos que antaño ordenaban aprender en las escuelas franquistas. Al menos yo me libré de ella. Pero bueno, digamos que los godos formaron el primer Estado español independiente y su capital en Toledo. Eso es lo importante, sus intentos de reunificar la península tras Roma. Lamentablemente eran tan "bárbaros" que apenas hicieron algo original aparte de aquellas pequeñas iglesitas como San Juan de Baños o Quintanilla de las Viñas, etc.
    Saludos.

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  5. Antes, en la época franquista, enseñaban en las escuelas los nombres e historias de los reyes visigodos; está claro que interesaba enseñarlo, a modo de exaltación nacional.

    Hoy, apenas se estudia en los colegios e institutos, yo, por no ir más lejos, apenas sé nada sobre ellos. Tan sólo algunos nombres de oídas: Clodoveo, Ataulfo, Hermenegildo, Recaredo, Rodrigo, Alarico, Carlomagno en Francia... poco más.

    Estoy pensando en comprar el libro que escribió Juan Antonio Cebrián sobre los visigodos, "La aventura de los Godos".

    Saludos.

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  6. Yo que paso de los 35, ya no estudié en el colegio lo de los godos, ni me hicieron aprender la lista ni nada de eso. Los nombres que conozco son de haberlos leído posteriormente.

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  7. A mí tampoco me los enseñaron en el cole ni en el instituto, no lo entiendo, la verdad.

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  8. Yo de las cosas que aprendí de los godos la que más me llamó la atención fue el hecho de que tuvieran una monarquia no hereditaria, sino electiva. Así no es de extrañar que tuvieran problemas gravisimos, incluyendo conjuras y guerras civiles, a la hora de elegir Rey.

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