En la madrugada del 18 de abril de 1906, la ciudad de San Francisco (California) despertó con uno de los terremotos más destructivos de su historia, el cual provocó la muerte de más de 3.000 personas (según una revisión realizada en 2005), la destrucción de 28.000 edificios y la pérdida de sus hogares a más de 225.000 personas. Las personas tuvieron que ser evacuadas por transporte marítimo y la mayoría de ellas vieron como perdían a sus familiares, sus casas y sus negocios. Durante más de cuatro días un intenso incendió arrasó la ciudad de San Francisco, haciendo que los destrozos fuesen aún mayores.
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