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7 de enero de 2011

Los combates vikingos

Aunque sean conocidos por sus saqueos en tierra, los combates entre vikingos acostumbraban a tomar la forma de batallas navales. Cada contrincante desplegaba su flota en hilera, con los mejores barcos en el centro, de los que destacaba el del líder, que navegaba en el mayor navío de todos. Las dos hileras enemigas chocaban frontalmente, y como los barcos vikingos eran incapaces, al contrario de sus homónimos mediterráneos, de embestir con el espolón, la única táctica que usaban para derrotar al contrario era la del abordaje. Antes del mismo, las tripulaciones de los barcos se cubrían con grandes escudos para evitar los proyectiles enemigos, de los que destacaban piedras y flechas.

En tierra, los escandinavos eran más sofisticados. Al desembarcar en territorio enemigo, la primera cosa que hacían los guerreros vikingos era construir un pequeño fuerte. De este modo fortificaban el lugar de desembarco, que era dejado con una pequeña guarnición que podía defender los barcos y suministros en caso de ser atacados por los enemigos. Con esta base asegurada los guerreros se lanzaban a saquear los territorios circundantes, aunque en caso de presencia enemiga militar podían formar una línea de batalla para derrotar a los oponentes.

El despliegue normal en estas ocasiones era similar al de la falange griega, formada por cinco o seis hileras de guerreros protegidos por grandes escudos, si bien en lugar de lanzas estaban equipados con grandes espadas o hachas. Su táctica tampoco tenía excesivas florituras, pues consistía en cargas frontales para aterrorizar al enemigo, confiando en su ferocidad para ganar el enfrentamiento. No es de extrañar que los vikingos difícilmente vencieran a contrincantes dotados de caballería, debido a que la suya propia era virtualmente inexistente, y su muralla de escudos era, por lo tanto, muy vulnerable a flanqueos y envolvimientos enemigos.

En la Inglaterra del siglo IX no existían ejércitos capaces de enfrentarse a los temibles vikingos. Por ese motivo, hacia el 860, estos invasores procedentes de Escandinavia empezaron a establecerse en la isla conquistando buena parte del centro.

Por otra parte, aunque Inglaterra fue su principal objetivo, los vikingos también se lanzaron a conquistar otras zonas más lejanas, como Irlanda, el norte del continente Europeo y Rusia. Su espíritu aventurero se hace patente en estas expediciones, y su fama de excelentes guerreros les valió numerosos empleos como tropas mercenarias. Así, los sucesivos príncipes rusos usaban vikingos en sus campañas, y los cedían además a sus aliados.

Un caso especial es el de la guardia personal del emperador bizantino, la Guardia Varega. Debido a las intrigas de la corte de Constantinopla el emperador Basilio II contrató en el siglo IX a 6.000 vikingos, los llamados Portadores del Hacha, que pasaron a formar la élite del ejército durante los siguientes trescientos años.


Fuente:
Breve historia de la guerra antigua y medieval - F. Xavier Hernández Cardona / Xavier Rubio Campillo

1 comentario:

  1. Siempre me ha resultado paradójico que los belicosos pueblos del norte de la antigüedad, especialmente los vikingos, pertenezcan hoy a los pueblos más civilizados, tranquilos y educados de Europa.
    Un saludo.

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