Este reino, el primero en surgir en el Próximo Oriente y que fue el principal adversario de la XVIII Dinastía egipcia por el control de Siria, estaba compuesto mayoritariamente por población de origen hurrita, siendo conocido por sus contemporáneos como Naharina en las fuentes egipcias, Hanigalbat en las asirias y el País de los Hurritas en Hatti.
La presencia de población hurrita en la Alta Mesopotamia se conoce desde el III milenio a.C., apareciendo en los textos de la Baja Mesopotamia en relación con Subartu, término con el que se hacía referencia al norte. Las excavaciones de Urkesh, en Siria oriental, han confirmado la presencia de población hurrita, de un reino ya en el III milenio a.C. que desarrolló un modelo urbano alternativo al de la Baja Mesopotamia, basado más en aspectos étnicos. Un reino que estaba gobernado por reyes que tenían el título de endan, y que parecen haber establecido una alianza con los reyes acadios conservando así su independencia.
Pero lo verdaderamente importante es que ya en el III milenio a.C. existía una organización política hurrita, con sus dioses y cultura material, que posiblemente siguió recibiendo aportaciones externas con el paso del tiempo.
En tiempos de la III Dinastía de Ur, ya se menciona la captura de prisioneros hurritas en el transcurso de una de sus campañas militares, una población que las fuentes asocian con ciudades y reinos que son considerados como una amenaza potencial, no por su poder o número sino por su participación en las incursiones que realizaban otros grupos de población.
Con el final de Ur y la posterior fragmentación política, encontramos menciones a hurritas en las tablillas de las colonias asirias y en el archivo de Mari, siempre en relación con pequeños reinos del norte de Siria. Son unas referencias escasas pero que confirman la existencia de grupos de población hurrita en la primera mitad del III milenio a.C., e incluso antes.
Durante mucho tiempo se pensó que los hurritas formaban parte de un movimiento migratorio que llegó al mundo mesopotámico coincidiendo con el final del Bronce Medio. Una población que se definió como guerrera al asociarla con la introducción del carro de combate de dos ruedas, un arma que les dotaría de una superioridad militar. Igualmente, los hiksos que dominaron Egipto durante el II Período Intermedio se relacionaron con los hurritas, lo que explicaría que cuando Egipto inició una expansión por Siria-Palestina su principal enemigo fuera Mitanni, un reino hurrita.
Los orígenes de Mitanni son oscuros pero deben relacionarse con los acontecimientos que tuvieron lugar a finales del Bronce Medio. El rey hitita Hattusili I tuvo que retornar apresuradamente de una campaña en Anatolia para contener una incursión hurrita que llegó a amenazar al corazón del reino, lo que revela la existencia de unos grupos que ya por entonces tenían una capacidad de organización y militar. Su sucesor, Mursili I, conquistó Babilonia, pero los problemas internos de la corte hitita impidieron que el dominio sobre el norte de Siria se prolongara en el tiempo, situación que fue aprovechada por la población hurrita. La misma tenía ya una organización política, ya que los textos hititas mencionan a un rey de las gentes de Hurri.
Es así como surge el reino de Mitanni, que por primera vez aglutinará a la población hurrita que había vivido en la región desde finales del III milenio, siendo esta también la razón por la que en ocasiones al rey de Mitanni se le ha considerado como un líder militar que dirigía los ejércitos del resto de señores.
Fuente:
Historia antigua de Egipto y del Próximo Oriente – Antonio Pérez Largacha
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