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28 de mayo de 2010

Los sofistas y Sócrates

Entre los soglos VI y V a.C. se sitúa el Siglo de Oro de la filosofía griega. Es el periodo ateniense, que producirá, ademas de a Sócrates, a las dos figuras quizá más grandes de la filosofía de todos los tiempos: Platón y Aristóteles. Una característica fundamental señala el límite de su comienzo: el espíritu reflexiona sobre sí mismo, y abandona, por el momento, el estudio del mundo exterior. "¿Para qué conocer el mundo -se pregunta Sócrates- si no me conozco a mí mismo? ¿Qué soy yo mismo y qué mi razón, ese instrumento del que me valgo para conocer?" Tal es el problema para este periodo, que se ha llamado humanístico, de la filosofía griega.

En el inicio de esta época existe un fenómeno de carácter social, que es lo que se conoce en la historia con el nombre de sofística. Sofista quiere decir simplemente sabio o maestro de sabiduría, y así era empleada esta palabra en aquella época. El sentido peyorativo y hasta injurioso que hoy tiene procede de lo que realmente llegaron a ser los sofistas.

Grecia no tuvo unidad política hasta los tiempos de Alejandro. Se gobernaba por ciudades independientes (polis), con la espontánea democracia de los pequeños grupos sociales. En el ágora se administraba justicia y cada ciudadano defendía su propia causa. En estas condiciones puede comprenderse la inmensa importancia que para todos tenía el saber exponer brillantemente y convencer a los jueces. Pues bien, los sofistas fueron precisamente maestros dedicados a la enseñanza de retórica y dialéctica, esto es, del arte de exponer, defender y persuadir públicamente. Lo que hasta entonces había sido un ejercicio desinteresado de noble dedicación, se convirtió en una actividad mercantil. Este fue el primer sentido peyorativo que adquirió la palabra sofista: el que cobra por enseñar, o el que enseña por cobrar.

En el seno del movimiento sofístico surge una figura que conmovió profundamente aquel ambiente y que habrá de ser inspiradora de los más grandes filósofos griegos: Sócrates (469-399 a.C). Este filósofo no escribió nada, ni tuvo tampoco un círculo permanente donde expusiera y sistematizara su pensamiento. Él negaba su inclusión entre los sofistas porque "no cobraba por enseñar". Sócrates únicamente habló; con sus amigos, con sus conciudadanos, libremente, con la espontaneidad del diálogo. Por ello, de su personalidad y de su pensamiento sabemos muy poco de modo concluyente. Además, los discípulos que de él nos hablan -Jenofonte y Platón- fueron muy malos biógrafos.

Mayores sombras aún que las que envuelven su obra y personalidad cubren las causas de su muerte. Sabemos que fue condenado por el tribunal de Atenas a beber un vaso de cicuta, que los motivos oficiales fueron impiedad y corrupción de la juventud. Mártir, según muchos, de la claridad interna y de la lucha racional contra el mito.

La muerte de Sócrates (Jacques-Louis David, 1787)


Fuente: Historia sencilla de la filosofía - Rafael Gambra


4 comentarios:

  1. Grecia fue la cuna del pensamiento. Mas allá del debate que se puede abrir con respecto a los sofistas, lo que rescato es la apertura al pensamiento que hubo en este período, sin precedentes, en el que el hombre tomo consciencia de si y de su entorno, generando cambios en todos los aspectos.

    Nuevamente disfruté mucho la lectura. Saludos!

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  2. Es verdad que este filosofo no escribió nada, madame. No deja de ser un tanto curioso. Y sin embargo su filosofia nos fue igualmente transmitida aunque fuera a traves de sus discipulos. Pobrecillos, no tenian por que ser tambien buenos biografos!

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  3. No, ya tenían bastante con pensar como lo hacían jejeje.

    Buenas noches.

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