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6 de abril de 2010

Hatshepsut, de reina a faraón (II)

Tutmosis III
Egipto prosperó bajo el reinado de Hatshepsut, pero se vislumbraba una nube negra en el horizonte. El difunto esposo de la reina había tenido un hijo con una esposa menor. El hijastro de Hatshepsut Tutmosis III, que tomó el nombre de su padre, era el heredero del trono. Mientras fue joven parecía natural que Hatshepsut gobernara en su lugar como regente, pero iba haciéndose mayor y la tradición exigía que Egipto tuviera un rey. El poder de Hatshepsut estaba a punto de desvanecerse. Lo que Hatshepsut hizo a continuación no tenía precedentes en la historia de Egipto. Por fin Egipto tuvo su faraón: el rey Hatshepsut. Hasta entonces había ostentado el título de "esposa del gran rey", pero para mantener su poder Hatshepsut tomó el título de "rey". Así evitó que su hijastro Tutmosis subiera al trono. Ahora se hacía representar llevando una barba falsa y los atributos del faraón. ¿Cómo lo consiguió? Evidentemente porque era una gran gobernante y Egipto estaba contento con ella. Hatshepsut tenía que desempeñar el papel de un hombre para seguir gobernando el país pero no quería parecer masculina, claro que llevaba la barba falsa y la falda del faraón, aquello era necesario para las ceremonias de estado. Pero no había ninguna duda de que era una mujer, incluso su nombre significa "la más destacada de las mujeres". Sin duda la gente la aceptó como rey porque era una excelente gobernante y Egipto estaba prosperando. Todo indica que al joven Tutmosis esto le parecía bien. Era un adolescente y le gustaba participar en expediciones y viajar con el ejército. Es de suponer que a una persona de su edad le resultaría poco atractivo pasarse el día vistiéndose para asuntos de estado y para saludar a viejos dignatarios. Sin duda preferiría aprender a manejar un carro y a disparar flechas con el arco. Si Tutmosis realmente estaba en el ejército seguramente se encontraría en Siria, donde Egipto enviaba regularmente expediciones militares. Si Hatshepsut había sido una buena gobernante cuando fue reina aún mejoró cuando pasó a ser rey. Un año después de convertirse en faraón mandó una expedición comercial al lejano país de Punt. Era una aventura audaz y peligrosa que necesitaba una gran organización. Punt estaba muy lejos, en el Sudán, casi en Etiopía. Parece que las transacciones fueron muy bien. Los barcos regresaron cargados de incienso, y también trajeron diversos árboles con las raíces cuidadosamente envueltas y protegidas por cestas. La creciente prosperidad del reino de Hatshepsut no benefició a nadie tanto como a Senmut, el fiel tutor de la princesa Neferure. Ya había sido ascendido a supervisor de los trabajos reales, y cuando Hatshepsut se convirtió en rey Senmut obtuvo permiso para construir su propia tumba en lo alto de una colina, con una preciosa vista sobre la llanura y el río. Las inscripciones encontradas por los arqueólogos en el sarcófago de Senmut revelan lo íntima que había sido su relación con la reina. Ella le había dado su propio sarcófago para que fuera enterrado en él. Hasta entonces ningún plebeyo había sido enterrado en un sarcófago real. Muchos estudiosos han sugerido que Senmut y Hatshepsut podrían haber sido amantes, eso explicaría por qué Senmut permaneció soltero durante toda su vida, lo que era muy poco frecuente en el Antiguo Egipto. Hatshepsut no era una pánfila que sólo se dedicaba a escoger los muebles de palacio. Existen noticias de que en ocasiones se ponía al frente de su ejército en el campo de batalla. Como mínimo hay un testigo ocular de las proezas militares de Hatshepsut. Se trata de uno de sus tesoreros que asitió a una campaña en Nubia, probablemente para controlar los gastos y el botín que conseguían. Al regresar se paró en la isla de Sagel, que era como el boletín informativo de Egipto. Si alguien quería anunciar algo lo tallaba en una piedra, y estos mensajes iban a permanecer allí durante miles de años. El tesorero quedó tan impresionado con lo que vio hacer a Hatshepsut en Nubia que lo talló en una piedra. Dice que al frente de su ejército derrotó a los nubios.
Momia de Hatshepsut
Tras la muerte de Hatshepsut, Tutmosis III se convirtió por fin en faraón. Fue uno de los grandes héroes militares de Egipto. Por lo visto habían mantenido siempre una relación cordial, en las inscripciones en que aparecían juntos lo hacían como co-gobernantes, no como competidores. Pero cuando Tutmosis llevaba 20 años de reinado tuvo lugar un gran cambio. La capilla roja de Hatshepsut fue desmantelada. Su nombre fue borrado de todos los monumentos y sustituido por el de su padre, su marido o su sucesor. Fue como si Hatshepsut nunca hubiera existido; se había decidido que en Egipto no podía haber reinado una mujer, no se adecuaba al sistema tradicional. En 1870 se descubrieron varias momias enterradas en una cámara. Dos de ellas no pudieron ser identificadas, y es posible que pertenecieran a Hatshepsut y Senmut. El único delito que cometió Hatshepsut para que su nombre fuera borrado de la lista de los reyes de Egipto fue ser mujer. Pero hoy, para visitar el templo más hermoso de Egipto hay que visitar el templo de Hatshepsut. La historia le ha hecho justicia.

4 comentarios:

  1. que exelente historia.
    que fuerza de esta gran mujer. impresionante todo lo que hizo.
    me quedo con sus ultimas palabras: la Historia le ha hecho justicia.

    que tenga un buen dia

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  2. Genial!
    Una mujer de bandera.
    Me alegro de que su historia sea recordada.
    Un abrazo

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  3. Madame, se percibe su pasion por Egipto. Esta historia se lee como una novela. Genial, creo que de lo mejor que ha hecho, y mire que tienen textos magnificos!

    Feliz dia

    Bisous

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  4. Gracias, me alegro de que le haya gustado Madame.

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