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20 de marzo de 2010

El artificio de Juanelo

El 23 de febrero de 1569, en Toledo, se puso en funcionamiento un artificio mecánico capaz de subir al día más de 14.000 litros de agua desde el río Tajo hasta el alcázar de la ciudad. Eran 100 metros de desnivel, una altura que había resultado insalvable para la tecnología de la época, pero Juanelo Turriano lo había conseguido. Cómo lo hizo es, todavía hoy, motivo de debate. Juanelo Turriano fue principalmente un relojero e inventor al servicio de Carlos I y de Felipe II, aunque también destacó por otro tipo de trabajos. Fue un personaje genial y misterioso que se granjeó fama en vida y alrededor del cual se fueron forjando leyendas tras su muerte.
Busto de Juanelo

De nacimiento Giovanni Torriani, nació hacia 1500 en un pueblo cercano a la ciudad de Cremona, en Lombardía, territorio que se había convertido en un importante foco de producción industrial durante el gobierno de los Sforza y cuna de algunos de los genios científicos más destacados de la época. Poco se sabe de su infancia, y la información que tenemos está rodeada de la leyenda que acompañará toda su biografía. Se nos cuenta que Juanelo era un muchacho humilde dedicado al pastoreo que, durante sus vigilias nocturnas al cuidado del ganado, lograba deducir el curso de los astros sin otros conocimientos o instrumentos que su genio innato. La realidad, por supuesto, fue muy distinta, pues fue Giorgio Fondulo, médico, matemático y profesor en la Universidad de Pavía, quien inició a Turriano en los fundamentos de la astronomía. En una de sus primeras visitas a Toledo Turriano ya recibió el desafío por parte de Alfonso de Ávalos, marqués del Vasto, de idear un método para llevar el agua a la ciudad de forma más eficiente (hasta entonces el agua era trasladada diariamente desde el Tajo en cántaros, a lomos de burros que debían sortear un desnivel de casi 100 metros, por lo que se convertía en una tarea ardua y penosa), pero el proyecto quedó aparcado hasta 1565 cuando fue contratado a sugerencia de Felipe II. Después de cerrar un acuerdo con los representantes del monarca y de la ciudad, Turriano se puso manos a la obra a trabajar en su artificio. El ingeniero correría con los gastos de la obra y la ciudad le pagaría cuando estuviera acabada y comprobara que funcionaba. 8.000 ducados del rey y una renta de 1.900 de la ciudad para él y sus sucesores.

Contrato de Juanelo

En sólo cuatro años, el ingenio estaba listo y suministraba a la ciudad unos 14.100 litros al día, un 50% más de lo comprometido. La primera subida de agua fue el 23 de febrero de 1569. Las autoridades de la ciudad pudieron comprobar lo bien que funcionaba, pero, para sorpresa de Turriano, rehusaron pagar arguyendo que puesto que el agua se almacenaba en el Alcázar era para uso exclusivo del palacio real y no para el de la ciudad. Frustrado y en una situación económica complicada, Turriano propuso a la ciudad la construcción de un segundo artificio. Esta vez sería él el que retendría los derechos de su explotación. La obra se completó en 1581 y, esta vez, al parecer, Turriano sí que cobró. Aunque su calvario no había acabado. El ingeniero no podía hacer frente a los posteriores costes de mantenimiento del ingenio y tuvo que acabar cediendo su control a la ciudad. Pese al éxito y al renombre ganado Turriano moriría prácticamente en la indigencia el el 13 de junio de 1585. Fue enterrado de caridad en el Convento del Carmen. El viejo artificio de Juanelo, conservado aún durante algún tiempo por su fama, se desmontó definitivamente a mediados del siglo XVII, después de que hubieran desaparecido muchas de sus piezas. Desgraciadamente no se ha conservado ningún plano o dibujo del artificio por lo que resulta muy difícil saber cómo funcionaba exactamente.

Maqueta de cómo pudo ser el artificio, de Ladislao Redi

Fuentes consultadas:

3 comentarios:

  1. No sería el primero en la historia que después de haber inventado algo de gran utilidad pública cayera en la pobreza y en el olvido de los que fueron beneficiados.
    De injusticias está la historia llena.
    Un saludo.

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  2. Las injusticias de la historia...

    Cuántos han caído en desgracia tras haber obsequiado al mundo con sus genialidades!

    Un saludo!

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  3. Ay, madame, no me ha subido mi comentario, me sale lo de service unavailable.

    Bueno, le decia que era una lastima que el pobre hombre terminara así, pero que en esa epoca aun se patrocinaban mas las artes que las ciencias y los inventos. Quien sabe de lo que hubiera sido capaz con mas apoyo.

    Buenas noches

    Bisous

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