La religiosidad de los mayas es una de las más estudiadas del Nuevo Mundo, ya que han dejado abundante material arqueológico, desde ciudades-templo hasta misteriosas pirámides escalonadas y tumbas, pasando por una compleja escritura jeroglífica.
Su civilización se repartió por México sur-oriental, Yucatán, Belice, Guatemala y hasta puntos de El Salvador y Honduras. De lo que se ha podido conocer, todo parece indicar, que la religión maya estaba orientada a asegurar la fertilidad de los cultivadores de maíz. También se sabe que existía un sacerdocio con grandes conocimientos de las matemáticas y astronomía, que logró desarrollar un calendario más exacto que el gregoriano.
Los mayas creían que el universo tenía trece niveles superiores y nueve inferiores, y que existía un conflicto o lucha entre estos niveles superiores e inferiores. Los superiores estaban representados por las divinidades portadoras de la fertilidad, mientras que los inferiores eran los causantes de la muerte, la guerra y el hambre. Su deidad superior era Itzamna, pero también existían otros dioses como Chac, Ah Mun, Xamen Ek y un dios siniestro o portador de la muerte que se conocía como Cizin.
Parte de la información sobre la religión maya ha llegado a través de un texto indígena de carácter sagrado escrito en época colonial y conocido como Popol Vuh. Este libro tradicional de los indios que habitaban la región del Quiché, relata el origen del mundo y la creación del hombre. Así como las hazañas de los héroes míticos Hunahpú e Ixbalanqué.
Fuente consultada: Enciclopedia de las creencias y religiones - Jorge Blaschke
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