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18 de febrero de 2010
Herón de Alejandría
Herón (o Hero) de Alejandría (10–70 d.C.) fue un ingeniero y matemático griego, que destacó en Alejandría (en la provincia romana de Egipto). Es considerado uno de los científicos e inventores más grandes de la antigüedad.
En el siglo I d.C. los griegos no daban crédito a lo que veían sus ojos y es que en aquellos templos donde había trabajado Herón de Alenjadría, a quien algunos llamaban “El Mago“, resultaban ser residencia habitual de los dioses.
Las pruebas de que las divinidades escogían aquellos templos como su morada eran claras y podía verlas cualquiera que por allí pasara. Las puertas se abrían solas y cuando entrabas se escuchaba música celestial. Una vez dentro, en uno de los altares, podías ver una esfera luminosa levitando como por arte de magia y en otro altar podías contemplar con tus propios ojos como los dioses danzaban a su alrededor.
Lo que desconocían la mayoría de la gente de aquella época es que aquello no era más que simple ciencia. La creatividad de Herón de Alejandría llegó a tal extremo que casi se convirtió en un maestro de los efectos especiales.
Para lograr que las grandes puertas se abrieran y cerraran solas usó el siguiente mecanismo:
El fuego calienta el aire que se expande aumentando la presión y empuja el agua llenando el contrapeso que acciona el mecanismo para abrir la puerta. Cuando el aire se vuelve a enfriar, la presión disminuye y el agua vuelve a ocupar su lugar, el contrapeso se vacía y las puertas se cierran. En algunos modelos se aprovechaba el aire que escapaba para hacer sonar algún instrumento.
El visitante ofrecía una ofrenda encendiendo un fuego encima del altar, la base del altar se iluminaba y podía ver dentro a varios dioses que danzaban alegremente mientras dan vueltas:
El altar estaba hecho de cristal y al encender el fuego se iluminaba su interior. Una serie de tubos y el aire caliente lograba que las figuras giraran.
Se hacían unas libaciones (ritual religioso o ceremonia de la antigüedad que consistía en la aspersión de una bebida en ofrenda a un dios. Los líquidos ofrecidos en las libaciones eran variados, normalmente de vino sin mezclar, leche, miel, aceite y otros líquidos, incluso agua pura, que se vertían en el suelo.) a los dioses principales del templo. Según le explicaba el sacerdote al visitante, debía someterse a la prueba del cuerno. Con esta prueba sabrá que libación será de más agrado para los dioses, si la hecha con agua o con vino. El sacerdote saca un recipiente con forma de cuerno del que, según sea el capricho de los dioses, ha de brotar agua o vino. Lo que no sabía el pobre griego es que el recipiente tenía un mecanismo en el asa con el que se puede escanciar vino o agua a voluntad del sacerdote.
Este invento también tuvo un uso doméstico pues el vino que se hacía entonces era muy fuerte y espeso y casi siempre había que rebajarlo con agua. Con sólo este recipiente podían servirse ambos.
El sacerdote podía acompañar al orante hasta un recipiente y explicarle que el vino es más caro que el agua y le costará un dracma. El visitante introduce la moneda por una rendija. Al instante, mágicamente, el vino comienza a fluir de un grifo llenando el vaso de libaciones en su cantidad justa:
La moneda se introducía por la parte superior y caía sobre la palanca R levantando el tapón que dejaba salir el líquido. La moneda iba resbalando hasta caer al fondo haciendo que la palanca volviera a su posición inicial dejando de echar. Sin duda es la primera máquina expendedora de la historia. Tendrán que pasar casi 2.000 años para volver a ver algo así.
Fuente: http://historiasconhistoria.es/
Es increíble pensar que hace 2000 años había un personaje capaz de crear algo así.Tio listo.;)
ResponderEliminarMadame, que genial esta lo de la puerta que se abría! Ademas con esa ilustracion, me encanta.
ResponderEliminarTodo un genio este hombre, madame, no tenia ni idea.
Feliz fin de semana
Bisous
Azahara, qué chula la imagen de la puerta. Y qué gran inventor.
ResponderEliminarQue ingenioso el mecanismo para abrir la puerta
ResponderEliminarEs muy interesante comprobar el ingenio del hombre, también en aquella época.
ResponderEliminarEl ingenio humano no tiene limites y nunca los a tenido
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