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4 de diciembre de 2009
Castillo de Santa Bárbara
Uno de los emblemas de la ciudad de Alicante es sin duda el famoso Castillo de Santa Bárbara. Esta fortificación, cuyos orígenes datan el siglo IX, se ubica en el centro de la ciudad, sobre el Monte Benacantil, que con sus 166 m. sobre el nivel del mar, nos permite vislumbrar desde cualquier punto sus murallas.
En la Antigüedad, fueron los griegos quienes primero descubrieron la importancia que una altura semejante, junto al mar, podía tener como punto de vigilancia militar. Desde entonces fue una "plaza de guerra" por ser un límite territorial de una de las vías de invasión por excelencia (el mar). En síntesis, Alicante fue durante siglos una plaza fortificada con su correspondiente muralla y su inexpugnable castillo en lo alto del Monte Benacantil. En 1490 le fue concedido el título de "ciudad" y en 1821 fue declarada capital de la provincia.
Esta fortaleza recibió la denominación de castillo tras la conquista de esta plaza a los árabes el día 4 de diciembre de 1248, festividad de Santa Bárbara, por parte del infante Alfonso de Castilla, quien posteriormente se convertiría en el Rey Alfonso X El Sabio.
En 1296, Jaime II toma posesión de todo el recinto para la corona de Aragón y ordena su remodelación.
Un siglo después, Pedro IV el Ceremonioso manda rectificarlo y será el rey Carlos I quien ordenará posteriormente su fortificación a comienzos del siglo XVI.
Durante el reinado de Felipe II (1562-1580) se produce la gran reforma del castillo, nombrándose como alcalde a Juan Coloma y Cardona, que promueve la construcción de las dependencias que, en gran parte, hoy podemos contemplar.
En 1691 la ciudad de Alicante sufre bombardeos que, sumados a los destrozos provocados por la Guerra de Sucesión, afectan de forma determinante a la estructura del castillo. El deterioro continúa hasta el siglo XVIII en que se comienza a restaurar.
El 28 de enero de 1844, durante la revuelta del coronel Pantaleón Boné, el Castillo de Santa Bárbara fue ocupado por las fuerzas liberales contrarias a la política del general Espartero. Juan Martín "El Empecinado", militar amigo de Boné, traicionó su confianza entregando el castillo a las fuerzas de Espartero, que aplastaron la revuelta fusilando a Boné y a todos sus partidarios en el malecón del puerto, levantándose más adelante en aquel preciso lugar el Monumento a los Mártires de la Libertad.
Durante la guerra civil española sirvió para encarcelar primero a partidarios del bando rebelde, y posteriormente a prisioneros afines a la Segunda República. En nuestra visita, podemos fijarnos y apreciar algunas marcas y dibujos hechos por los presos de guerra allí recluidos.
Tras el final de la guerra quedó en abandono durante más de dos décadas, y fue en 1963 cuando se abrió al público con dos ascensores a lo largo de un recorrido vertical por dentro de la montaña de 142,70 metros y a los que se accede por un túnel de 204,83 m. de longitud.
Actualmente, el Castillo de Santa Bárbara cuenta con una división estructural en tres áreas o recintos bien diferenciados:
El recinto superior, también conocido como "La Torreta", donde está la "Torre del Homenaje" así como los vestigios más antiguos de la fortaleza que datan de los siglos XI, XII y XIII. Aquí también podemos contemplar el denominado "Baluarte de los Ingleses" y las dependencias de "El Parque de Ingenieros", "La Sala Noble y "La Casa del Gobernador". Esta explanada, que en tiempos era la antigua alcazaba, es hoy conocida como "Macho del Castillo". Complementan la visita a este recinto el Museo de les Fogueres de Sant Joan, en el que se puede apreciar los ninots indultados del fuego (Parque de los Ingenieros) y el Museo Medieval (Sala Noble).
El recinto intermedio corresponde a las dependencias más importantes finalizadas en la época de los Austrias (1580): Salón Felipe II, antiguo Cuerpo de la Tropa frente al amplio Patio de Armas, a cuyas espaldas se hallan las ruinas de la Ermita de Santa Bárbara (construida en 1812), el Cuerpo de Guardia y el Baluarte de la Reina.
El recinto inferior, que corresponde ya al periodo de los Borbones. Aquí encontraremos el Revellín del Bon Repós, que hace actualmente las funciones de aparcamiento y en el que se ubica el monumento al ilustre militar alicantino Félix Berenguer de Marquina, que fuera capitán general de Filipinas y virrey de Nuevo México. El gran escudo de mármol blanco (siglo XVIII) que hay sobre la puerta de acceso al segundo recinto se hallaba en el Real Consulado del Mar, edificio destruido por una explosión.
Lo desconocía todo sobre el castillo, incluso su existencia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la entrada.
Saludos