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21 de octubre de 2009

Alarico I y la epopeya de los godos

Alarico I el Grande
De lo más profundo de los bosques nórdicos surgieron los bárbaros, para azote y devastación del gran imperio hegemónico, el Imperio Romano. Entre esos bárbaros había tribus sobresalientes, pero una destacaba sobremanera. Dicen los cronistas que era la tribu más civilizada de los bárbaros. Su nombre, Godos. Los godos fueron fuertes, siempre abocados a la única causa de la supervivencia nomadeando por buena parte del territorio europeo, siempre agrupados cumpliendo con la ley germánica. Grandes jefes seguidos por sus familias se movían por Europa y el objetivo siempre era el mismo: Roma. Los godos iban a la vanguardia de aquellas tropas, y su eterno héroe e iniciador de una gran saga no fue otro que Alarico I, el gran jefe de los Baltingos. Posiblemente, los godos saltaron a tierra desde una isla sueca llamada Gotland en el año 50 a.C., más o menos al mismo tiempo que Roma vencía a los galos. Su propósito inicial era dominar las riberas del Vístula. Allí se establecen en tres grupos diferenciados: “tribu de los bosques”, “tribu de las rocas” y “tribu de las llanuras”. Lucharon contra los gépidos y contra los vándalos, todos se aliaron con todos y avanzaron inexorablemente por el continente europeo. Durante siglos, fueron vagando por el continente, vadeando grandes ríos como el Volga o el Vístula hasta que finalmente llegaron al Danubio. Y el Danubio les gustó, y por allí deambularon durante siglos. En el siglo III ya habían creado dos grandes grupos: por un lado los ostrogodos que buscaron acomodo en Ucrania, por otro los visigodos que se establecieron en los Balcanes. Desde el año 332 empezó una extraña relación con el Imperio Romano, que pronto traería consecuencias. En el siglo IV el Imperio Romano ya estaba haciendo todo lo necesario para caer. Las diferentes incursiones bárbaras comenzaban a hacer estragos; Roma luchaba con unos, pactaba con otros y se aliaba con el resto. Los visigodos, por civilizados y condescendientes, habían sido los llamados a establecer ese contacto con los romanos. Durante años, muchos generales visigodos fueron ocupando cargos en las legiones romanas. Algún visigodo llegó a ser Magister Militum, gran general de las legiones. Roma estaba muy necesitada de efectivos, de tropas auxiliares que la pudieran surtir de soldados, pero con los godos la situación era complicada; a veces se pactaba, a veces se luchaba en común, pero otras veces el desencuentro era inevitable. Los visigodos estaban en contacto con el Imperio Romano de Oriente y en uno de los múltiples desencuentros se produjo la enorme batalla de Adrianápolis, en el año 378. Allí, los romanos orientales vieron perder nada más y nada menos que a un emperador; la caballería visigoda pasó por encima de las legiones romanas. Los visigodos camparon a sus anchas; durante cinco años la devastación fue total en la Península Balcánica. La hordas visigodas hicieron acopio de fuerza e inundaron con sus lanzas todo el territorio griego. A todo esto, ya había nacido en la desembocadura del Danubio un pequeño, llamado a ser uno de los grandes líderes de los visigodos: Alarico, perteneciente al clan de los ‘Balta’. Todo esto, en un contexto terrible también para los propios bárbaros, porque desde las estepas más orientales llegaba el ímpetu de los jinetes hunos, también los bárbaros sufrieron su azote. Alarico vio cómo su pueblo combatía a los romanos y también intentaba frenar a los hunos; raro era el año en el que no había una guerra, un hecho terrible o una hambruna. Los visigodos se fueron haciendo fuertes, había que sobrevivir a toda costa; los linajes godos debían mantenerse y pronto alguien debería asumir el mando. En el siglo IV los godos fueron cristianizados y se aferraron a la fe, pero bajo una tendencia herética: el arrianismo. Aunque arrianos, eran cristianos al fin y al cabo, y el emperador Teodosio no les hizo ascos y comenzó a pactar con ellos ya que la situación de los romanos era muy delicada. Los visigodos eran fuertes y además acostumbrados a luchar a la manera germánica, eran tremendos y rotundos guerreros. En el año 394 Alarico tiene 24 años. Era alto y atractivo, manejaba la espada a la perfección, disparaba el arco con certeza y acometía con ímpetu con su lanza, además de ser un espléndido jinete. Representaba el ideal de la belleza y de la valentía de los godos. Asumió entonces el mando único de las tribus visigodas; nacía la epopeya de los visigodos. Pero surgieron una vez más los desencuentros y Roma se convirtió de nuevo en el enemigo. En el año 395, aquel joven líder fue elevado a la categoría de rey, y es considerado el primer gran caudillo de los visigodos. Alarico consiguió dinero de Roma que le fue entregado para evitar sus saqueos. Agrupó a los suyos, les entrenó y les dotó del mejor armamento de la época a costa del erario público de Roma. A la muerte del emperador Teodosio, el Imperio Romano estaba dividido en dos: el Imperio de Oriente y el de Occidente, que heredaron sus hijos Arcadio y Honorio respectivamente. Honorio, rápidamente diseñó una estrategia para quedarse con el Imperio de Oriente, y en esa estrategia entraban los visigodos, con los cuales pactó para ocupar el territorio de su hermano.
Honorio
En el año 400, Alarico se siente muy perjudicado por algunos honorarios que no habían llegado desde Roma, por lo que toma una decisión: invadir la península italiana y tomar y saquear Roma. Los romanos ni en sueños podían imaginar que hordas bárbaras pudieran llegar hasta las mismas puertas de Roma. En otoño de ese año, la hueste visigoda entra a sangre y fuego en Italia. Las ciudades van cayendo y los romanos están estupefactos. Durante un año y medio Alarico y los suyos van estrechando el cerco en torno a la capital romana, pero los romanos aún podían dar mucha guerra y llegado el momento arremetieron contra los visigodos cerca del río Po. Fue un choque brutal en el que la caballería visigoda se estrelló contra los escudos de las legiones. Alarico no pudo más que replegar lo que quedaba de su ejército e intentar una retirada honrosa, pero fue perseguido por los romanos hasta que volvieron a entablar batalla cerca de Verona. Los visigodos habían sido vencidos pero aún seguían en Italia, por lo que se les entregó una auténtica fortuna a cambio de su total retirada. Alarico cogió el dinero y se fue. En el año 404, el emperador Honorio sueña con arrebatar el Imperio de Oriente a su hermano Arcadio, por lo que vuelve a llamar a Alarico para pactar con él. En el 408 se iba a dar el golpe definitivo a Oriente, para lo que se empiezan a desviar tropas desde Hispania y las Galias. Cuando están organizándose, llega la noticia de que Arcadio ha muerto y Honorio ordena paralizar la campaña. A Alarico le habían prometido 1.814 kilos de oro pero Honorio se desentiende, siempre subestimando el poder de los bárbaros. También manda asesinar a su mejor general, Estilicón, porque sospecha que le pueda traicionar, lo que provoca que 30.000 de sus soldados se pasen al bando visigodo. Por fin los visigodos irrumpen en Italia ya para quedarse. Alarico sitia la ciudad de Roma y pretende rendirla por hambre. A cambio de no asolar la Ciudad Eterna exige un tributo, y los romanos, atemorizados, pagan, por lo que levanta el sitio y se va. Se dirige a Rávena a entrevistarse con Honorio. El visigodo sólo quiere que se le cedan unos territorios (en la actual Austria) para establecerse permanentemente y fundar allí su país. Honorio, subestimando una vez más a Alarico, se ríe de él y deniega su petición. El 24 de agosto del año 410 Alarico ordena a sus tropas tomar al asalto la ciudad de Roma. Amante de la belleza y consciente de que podría llegar a ser el primer emperador de origen bárbaro, ordena que no se arrase ningún templo cristiano ni se destruya ningún símbolo emblemático de la ciudad. Miles de romanos son pasados a cuchillo y los visigodos hacen acopio de todo el botín que pueden. Tras seis días y seis noches los visigodos abandonan Roma cargados de tesoros. Llevan como rehén a Gala Placidia, hermana de Honorio y Arcadio.
Gala Placidia
Alarico quería ser el nuevo emperador romano, pero sabía que para eso debía abastecer a sus hombres. El norte de África era el granero del Imperio, así que fletó una importante flota para que sus hombres tomaran al asalto también aquellas tierras, pero fue hundida por las tormentas y la campaña del norte de África no se pudo llevara cabo. Mientras, los visigodos iban arrasando una a una las ciudades de toda Italia. Pero ¿quién podría detener al gran Alarico? ni las legiones, ni los dioses. Estando el rey a las puertas de Cosenza dispuesto a tomar la ciudad, la enfermedad se adueñó de él. El gran rey, el héroe eterno de los visigodos, murió entre convulsiones y fiebres. Los visigodos le lloraron; era el primero al que habían seguido como gran líder de todos. Los bárbaros sabían que el cadáver de Alarico sería pieza codiciada por los romanos. Los principales generales ordenaron a los miles de esclavos que llevaban cavar hasta desviar el cauce del río, creando muros de contención. En el cauce que quedó seco cavaron una fosa y allí, entre rezos mortuorios y homenajes, depositaron el cuerpo de Alarico. Cuando finalizaron el entierro ordenaron derribar los muros de contención y las aguas del río volvieron a ocupar su cauce natural. Los generales ordenaron matar a los esclavos que habían participado en la obra. Desde entonces la tumba de Alarico está perdida. Se decidió buscar un nuevo rey. A partir de entonces los reyes se proclamarían de forma electiva. Los mejores guerreros se reunieron en torno a los líderes, y todos se fijaron en el gran príncipe Ataúlfo, primo y cuñado de Alarico. Fue elegido por su entrega y su valor, y para continuar la dinastía de los baltingos. Ataúlfo era consciente de que no podían sostener la situación en Italia, y tras pactar con los romanos se retiró hacia las Galias. Allí pactó con los generales romanos de provincias y consiguió crear el reino de Tolosa. En el año 414 Ataúlfo ponía pie en las tierras de Hispania, aunque los visigodos no se quedarían aquí hasta años más tarde.
Ataúlfo

2 comentarios:

  1. Estupendo, los godos es otro de mis temas favoritos, y en especial estos primeros godos, con el rapto de Gala Placidia. Es una historia apasionante, y que acabó siendo de gran relevancia para nosotros.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  2. muy buena entrada. Interesante al máximo.
    Saludos

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