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24 de junio de 2009

Descubrimientos geográficos de la antigüedad

Antes del siglo VI a.C. se tenía del mundo una concepción bastante deformada, como lo muestran las descripciones vagas y someras contenidas en algunos papiros egipcios o en las tablillas mesopotámicas. Las descripciones homéricas son igualmente confusas; las contradicciones son frecuentes en el viaje de Telémaco a Esparta o en las aventuras de Ulises. Unos siglos más tarde surgieron los primeros tratados de geografía. La zona de procedencia de los primeros "geógrafos" fue la Jonia, lugar en el que se daban importantes descubrimientos en muchas ramas de la ciencia y donde se estaba desarrollando una gran actividad mercantil. En una de sus ciudades, Mileto, publicó Hecateo, a fines del siglo VI a.C., sus Períodos o Viaje alrededor del mundo, del que sólo se conservan fragmentos en los que se describen ciudades, pueblos y lugares por él conocidos. La narración está ilustrada con un mapa del mundo en el que es patente un conocimiento bastante avanzado del Mediterráneo, aunque los datos de otras zonas son más escasos.
Mapa de Hecateo
En el período posterior, las actividades mercantiles van en aumento, por lo que nuevas potencias empiezan a interesarse en ampliar el campo de sus conocimientos geográficos para aumentar el número de sus consumidores. En este período, además de Roma y Cartago, los restantes países del Mediterráneo oriental empiezan a ser grandes potencias. Sus intereses hicieron que la esfera de los conocimientos lograra un gran avance. De las múltiples aventuras fuera del corazón mediterráneo, quizá la más conocida sea la de Hannón, navegante cartaginés del siglo V a.C. que, tras un viaje por las costas del nordeste africano, dejó una memoria en el llamado Periplo de Hannón. Otras expediciones famosas fueron la de Eudoxio, que fracasó en su intento de bordear al continente africano; la de Piteas de Marsella, que recorrió el Mar del Norte en busca de estaño y ámbar o la de Scílax de Caria, que descendió el curso del Indo. Las expediciones de Alejandro Magno habían abierto nuevas rutas y se descubrían nuevos pueblos hasta entonces desconocidos para el mundo europeo, a la par que suministraban considerables datos que serían aprovechados por los científicos posteriores. Se llegó así a la primera medida de la Tierra, que realizó Erastótenes de Cirene (192 a.C.). Según este científico, la circunferencia terrestre medía 39.740 kilómetros. Sólo se equivocó en 400 kilómetros, error que no se corrigió hasta el siglo XVIII. A mediados del siglo II a.C., las monarquías helenísticas empezaron a ser asimiladas por el estado romano, siendo éste, por tanto, el centro de todos los nuevos descubrimientos. Cuando Roma hizo su aparición en el mundo antiguo en calidad de gran potencia, en el mundo helenístico se estaba produciendo el colapso de la ciencia, engendrado por las contradicciones surgidas a partir del siglo IV a.C. La decadencia de la ciencia en la época romana, se suele atribuir al "espíritu práctico" de los romanos. A pesar de ello, continuaron progresando algunos aspectos de la ciencia, debido al interés del estado romano por conocer sus fronteras y los pueblos limítrofes con ellas. Tal fue el avance de la geografía. En el reinado de Augusto (27 a.C.-14 d.C.) destacó la colosal obra de Estrabón, que escribió una geografía en diecisiete tomos, con una considerable aportación de datos. La obra, a pesar de su indudable valor, tenía algunos notables defectos, como el empleo de fuentes anticuadas o la tesis de que el mar Caspio fuera un golfo oceánico.
Estrabón
En la misma línea de Estrabón, pero en un plano menos monumental, están las obras de Mela y Plinio, siendo de gran utilidad la descripción de animales y plantas hecha por este último. En otra línea figuran las descripciones de viajes o periplos. Del siglo VI se suele datar el Periplo masaliota, pero se duda de que fuera un habitante de Masalia su autor y hasta de la misma existencia del periplo en esa fecha. Mayor fue la aportación del Periplo del mar Eritreo, que proporcionó datos sobre la navegación en el océano Índico y a través del mar de la India. También fueron importantes los itinerarios terrestres. De la época de Augusto tenemos las Estaciones de Partia, redactado por Isidoro de Carax, en el que se describía el reino parto. Más tardío es el Itinerario Antonino, en el que se enumeran las vías militares de las regiones del Imperio. Por último, la mayor aportación científica a la geografía fue la emprendida por la escuela de Alejandría en la persona de Tolomeo. En su guía geográfica se encontraban condensados los conocimientos anteriores, tanto en geografía como en astronomía, acompañados de mapas y listas de ciudades que fueron una notable aportación al posterior desarrollo de la ciencia medieval.
Tolomeo

2 comentarios:

  1. La verdad, madame, que tenia que estar complicado dibujar los mapas con los medios de los que se disponia y con buena parte del mundo aun por descubrir. Y no digamos describir animales exoticos que no se podian fotografiar. Resulta de lo mas curioso.

    Bisous

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  2. Interesantisima entrada, porque siempre abundan los descubrimientos del XVI y, en menor medida, los del XIX. Poco se escribe de los viajeros griegos y romanos, etc, etc.
    Saludos y gracias por los datos que aprendo ahora.

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